1 de junio de 2011 6:01
Corría el año 1859 cuando Charles Darwin revolucionaba el mundo de la ciencia con la publicación de su recordada teoría sobre la evolución de las especies. Lo que seguramente no se imaginaba el bueno de "Carlitos" es que, un siglo más tarde, algunos de esos postulados que nos hermanaron irremediablemente con los chimpancés les vendrían de maravillas al gran Stan Lee para la creación de los X-Men, uno de los cómics más emblemáticos de la gloriosa Marvel que el paso del tiempo transformó en una exitosa saga cinematográfica.
Una recordada trilogía y una poco feliz precuela sobre el pasado de Wolverine fueron necesarias para que la gente de la Fox decidiera indagar a fondo sobre los orígenes del famoso grupo de mutantes y, particularmente, sobre el porqué de laconflictiva relación entre el Profesor X (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender).
"X-Men: Primera generación" (X-Men: First Class) toma un hecho histórico como la crisis de los misiles de 1962 y, con algunas licencias, lo transforma en el hilo conductor de un sólido argumento que prácticamente no deja cabos sueltos a lo largo de poco más de dos horas de mucha acción y un sinfín de efectos especiales.
Al comienzo, la historia nos traslada al año 1944 para contraponer dos infancias bien distintas: por un lado, la del pequeño Charles Xavier, que pasa sus días en una lujosa mansión de Nueva York; y, por otro, la del joven Eric Lehnsherr, quien, en medio del terror de un campo de concentración nazi, asiste impotente al asesinato de su madre en manos del despiadado Sebastián Shaw. Realidades tan dispares marcarán a fuego la psiquis de los futuros líderes mutantes, quienes, de esta manera, comenzarán a forjar visiones bien distanciadas acerca de la relación entre los de su clase y los seres humanos.
El responsable de devolverle la gloria perdida a la saga es el británico Matthew Vaughn, quien confirma que la inolvidable "Kick-Ass" no fue fruto de la casualidad y que es uno de los nombres a tener en cuenta si de adaptaciones comiqueras se trata. Uno que regresa es Bryan Singer, director de las dos primeras partes de la saga, pero esta vez en el papel de productor.
Sin lugar a dudas, una de las cosas que hará las delicias de los más fanáticos es la innumerable cantidad de guiños y cameos a otros personajes, entre los que se destacan la fugaz aparición de una pequeña Storm, la apariencia humana de Mystique en los anteriores filmes (la hermosísima Rebecca Romjin-Stamos) y una hilarante intervención de Hugh Jackman en la piel de Wolverine.
También habrá tiempo para saber un poco más acerca de la creación de Cerebro (esa especie de GPS mutante), adentrarnos en la relación entre Xavier y Raven (la futura Mystique), y conocer los sucesos que confinaron al querido profesor telépata a la silla de ruedas. Incluso los gamers tendrán su momento de nostalgia cuando escuchen, de boca de Shaw, la frase "childrens of the atom", una inequívoca referencia al primer juego de peleas de Capcom que utilizó a los conocidos personajes de Marvel.
A pesar de no seguir al pie de la letra la historia del cómic, de las varias concesiones en relación a los personajes y de ubicar a la ciudad argentina de Villa Gesell (localidad costera de la provincia de Buenos Aires) al pie de una montaña de la Patagonia, "X-Men: Primera generación" tiene todo lo necesario para satisfacer a todos los seguidores, incluso los más exigentes, y abrirle las puertas a una nueva trilogía que nos permita seguir conociendo más detalles sobre la historia de esta gente tan rara como fascinante.
Llega el momento de presenciar el origen de uno de los más grandes enfrentamientos de los que se tenga memoria. La primera generación de mutantes hace su arribo a la pantalla grande y ustedes serán testigos privilegiados de este espectacular comienzo.
Por Jorge Daniel CejasSigue a @jorgedcejas en Twitter
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